❝ 𝐋𝐀 𝐂𝐀𝐍𝐂𝐈𝐎𝐍 𝐃𝐄 𝐙𝐇𝐔𝐙𝐇𝐈-𝐋𝐀𝐍𝐆. ❞

«La canción de ZhuZhi-Lang.» – Parte II

Extra – Capítulo 87



ZhuZhi-Lang no había visto por sí mismo cómo había ido la primera reunión de TianLang-Jun y Su XiYan, ya que, en ese momento, había estado haciendo cola para comprar la obra más reciente de un escritor famoso a pedido de TianLang-Jun.

Al principio no sentía curiosidad. Pero desde entonces, TianLang-Jun había andado así durante mucho tiempo.

Cuando se transformaba en su forma de serpiente como medio de transporte, TianLang-Jun decía esto desde lo alto de la cabeza de ZhuZhi-Lang:

—En los guiones de obras dramáticas que había visto, las doncellas del Reino Humano eran delicadas y suaves como el agua, atentas y encantadoras. Pensé que todas las doncellas eran así. Resulta que he sido engañado. ZhuZhi-Lang ah, no debes ver demasiadas obras dramáticas.

La próxima vez, el señor que había olvidado por completo que había dicho ‘No debes ver demasiadas obras dramáticas’, decía esto mientras estaba profundamente absorto en dichas obras dramáticas:

—¿Parezco tan débil que no puedo levantar nada de peso? ¿Me veo tan pobre que ni siquiera tengo suficiente dinero para pagar mi viaje de regreso a casa?

Cuando ZhuZhi-Lang le estaba lavando la ropa, TianLang-Jun se agazapó gallardamente junto a él y dijo lo siguiente:

—ZhuZhi-Lang, ¿Qué opinas de mi cara? ¿No soy guapo? Por lo general, al ver una cara como la mía, ¿No es normal que las emociones apasionadas broten en el corazón de las doncellas?

ZhuZhi-Lang sacudió la ropa que había estrujado y la tendió sobre el palo de bambú. Mientras convenía respetuosamente con esas palabras, pensó en silencio, había visto muchos guiones de obras dramáticas extraños y cuestionables con su señor. No sabía lo que pensaban los demás, pero para él, la apariencia de su señor parecía más una reminiscencia de las doncellas de dieciséis años enamoradas de esos libros.

Así que no pudo evitar sentir curiosidad.

En la imaginación de ZhuZhi-Lang, una doncella que fue sola a un pueblo remoto infestado de demonios, que le dijo a TianLang-Jun que se apartara de su camino si quería cantar y tocar música mientras [ella] mataba seres malvados, que le lanzó tres taeles de plata para su viaje de regreso a casa después de que terminara sus asuntos, incluso si no tenía una complexión grande y fuerte, al menos debía tener algún tipo de aura aterradora.

Pero cuando realmente conoció a la perpetradora que había hecho que TianLang-Jun reflexionara sobre sí mismo y atormentara a ZhuZhi-Lang durante tanto tiempo, se dio cuenta de que era bastante diferente de su imaginación.

A TianLang-Jun le gustaba viajar por el Reino Humano. Viajar por el Reino Humano costaba dinero, pero nunca se acordaba de traer dinero, entonces, ZhuZhi-Lang tenía que acordarse por él. Sin embargo, TianLang-Jun no tenía restricciones con respecto a los gastos: gastaba enormes cantidades de un tirón cada vez que quería. ZhuZhi-Lang no podía detenerlo, por lo que sus gastos eran incontrolables. Incluso si tuvieran montañas de oro y mares de plata todos los días, sería difícil mantener este ritmo. Finalmente llegó el día en que se quedaron vergonzosamente cortos de dinero.

Justo cuando los dos viajeros extranjeros estaban parados en la calle, avergonzados, una joven alta vestida con túnicas negras pasó junto a ellos, con una espada en la espalda mientras caminaba con confianza.

—Espera. —Exclamó TianLang-Jun.

Mientras lo pasaba, esa mujer levantó levemente las cejas. El vestigio de una sonrisa burlona apareció en las comisuras de su boca y realmente se detuvo.

—Si en el camino te encuentras con una persona en apuros, ¿No deberías echar una mano?

—Puedo considerar lo de echar una mano, pero me niego a aflojar las cuerdas de mi monedero. Aún no has devuelto los tres taeles de plata que te presté la otra vez para tu viaje a casa. —Dijo la otra persona.

—¿En serio? Son solo tres taeles de plata. —Dijo TianLang-Jun. —Muy bien, si me prestas tres taeles más, puedes comprarme por tres días.

Un rechazo completo. —Distinguido señor, tus brazos no parecen poder levantarse, tus hombros no parecen poder soportar peso. No puedes hacer ningún trabajo físico ni vivir por cuenta propia, ¿De qué serviría comprarte?

ZhuZhi-Lang los había estado observando un rato. —Milord, esta persona… Parece estar criticando el alto precio. —Dijo con franqueza.

Estaban criticando a TianLang-Jun. Esto no era nada, en serio. Sus sirvientes y guardias también lo criticaban en secreto a veces, especialmente cuando recitaba sus libros con gran emoción, pero no deberían criticarlo por su alto precio cuando solo era de tres taeles.

—No mencionemos otras cualidades. ¿Mi cara no vale ni tres taeles de plata? —Dijo TianLang-Jun.

La otra persona se atragantó un poco, escudriñó su rostro por un momento y sonrió. —Mm, en verdad lo vale.

Con un movimiento de su mano, le arrojaron un pesado trozo de lingote de oro.

A partir de entonces, el gasto de TianLang-Jun en el Reino Humano se volvió aún más imprudente. Gastaba lo que tenía con tanta libertad que era doloroso verlo: había encontrado una rica fuente de financiamiento, y tan pronto como ZhuZhi-Lang sacaba el monedero vacío y mostraba una expresión incómoda, iba felizmente a llamar a la puerta de su patrocinadora sin dudarlo.

ZhuZhi-Lang no pudo evitar sentir que algo andaba mal, como si algo estuviera al revés.

¿Por qué Su XiYan se parecía tanto a los señoritos ricos con gran prestigio social en esas obras dramáticas?

¿Por qué TianLang-Jun se parecía tanto a la hija malcriada de una familia rica que ingenuamente se escapó de casa?

Y por qué el propio ZhuZhi-Lang se parecía tanto a la diligente sirvienta que siguió a su patrona en su matrimonio.

Aunque ZhuZhi-Lang había tratado de guiar la atención de su señor a esta extrañeza de los papeles, esperando que salvaguardara su orgullo como un demonio noble, TianLang-Jun parecía disfrutar de esta relación de ‘mimar’ y ‘ser mimado’. Había vertido toda su pasión por la humanidad, por más ciega que fuera, en esta única persona.

Aunque Su XiYan realmente era una persona fría y despiadada, también era muy intrigante.

Cuando sus caminos se cruzaban, los llevaba a buscar todo tipo de cosas raras, a ver todo tipo de lugares interesantes. Libros prohibidos que ZhuZhi-Lang no podía encontrar sin importar cómo buscara, hongos mágicos inusuales que solo crecían en una cueva oculta en particular, el Lago Lushui que parecía estar hecho de cristal líquido, una cortesana cuya interpretación de la pipa era extremadamente maravillosa y conmovedora a pesar de que su nombre no había llegado muy lejos. Pero cuando sus caminos se esperaban, podrían no verla durante diez días o medio mes, sin importar cómo intentaran encontrarla.

Siempre tranquila y serena, sin mostrar nunca ningún deseo, sin expresar nunca ningún anhelo de amor. Siempre con un plan listo, observando con los fríos ojos de una espectadora.

Debido a la mitad serpiente de su linaje, ZhuZhi-Lang tenía el instinto natural de los animales, y este le decía vagamente que acercarse a esta persona era extremadamente peligroso.

A diferencia de las mujeres demonio que eran encantadoras y seductoras, ella siempre era seria, siempre conservaba una actitud correcta. A pesar de que parecía refinada y cortés, en realidad solo ‘parecía refinada’. ZhuZhi-Lang no podía asegurar que podría obtener mucha ventaja si fueran a enfrentarse de verdad.

Bajo esa superficie refinada había orgullo e indiferencia, con su ambición salvaje que ocultaba una mente llena de maquinaciones. Como la segunda persona con más autoridad en el Palacio Huan Hua, tenía suficiente posición para ordenar a miles de hombres. Y los cultivadores, que fueron dirigidos por las cuatro sectas principales, incluido el Palacio Huan Hua, siempre habían sido los archienemigos de la raza demoníaca. Para los dos, Su XiYan era una persona verdaderamente peligrosa.

Pero cuando ZhuZhi-Lang relató con todo detalle la información que había averiguado, TianLang-Jun no le prestó nada de atención.

Una vez que se obsesionaba con algo, olvidaba todos los otros asuntos y ponía todo lo que tenía en su objeto de encaprichamiento. No es que no supiera acerca de la información privilegiada, sino que jamás había dudado de ella.

El precio que tuvo que pagar por ‘no dudar’ fue ser reprimido bajo la Montaña Bailu durante decenas de años. Incapaz de ver la luz, incapaz de liberarse. Una ausencia total de justicia.

—Quiero matar humanos.

En estos diez años, esta fue la frase que TianLang-Jun más repitió. Sin embargo, siempre había amado tanto a la humanidad, jamás había matado un ser humano.

Sin un gran poder demoníaco para mantener la forma humana de ZhuZhi-Lang, este volvió a su cuerpo medio serpiente. Cada vez que TianLang-Jun lo veía reptando por el suelo con tanta dificultad, le lanzaba una palabra: —Lárgate.

—Tu reptar es demasiado feo. —Decía.

ZhuZhi-Lang se iba reptando silenciosamente, buscaba un lugar intacto por la luz del sol y la luna, y seguía practicando su oxidado acto de reptar.

Aunque el temperamento de su señor se había vuelto inimaginablemente terrible, ZhuZhi-Lang no podía sentirse enojado o agraviado.

Lo que realmente significaba el «lárgate» de TianLang-Jun era que se largara al Reino Demoníaco, que se largara a la frontera del sur, que se largara a su antiguo hogar, que se largara a donde quisiera, siempre y cuando no se quedara frente a él.

TianLang-Jun no podía soportar que otros vieran su miserable estado actual; no podía morir incluso si quisiera. Nació como un noble del más alto rango entre los demonios, nunca había experimentado ningún sufrimiento, siempre tranquilo y elegante, rechazando cualquier cosa rastrera que pudiera arruinar su imagen, y también tenía una leve misofobia. Aunque no le gustaban las cosas feas, en realidad, su estado actual era más feo que el de cualquier otra persona.

Cubierto de manchas de sangre, sellado bajo 72 cadenas de hierro y 49 poderosos talismanes, solo podía ver cómo su propio cuerpo se pudría lentamente con cada día que pasaba. Su conciencia estaba lúcida, ni siquiera podía inducirse a un coma. Esos cultivadores no pudieron matarlo, por lo que usaron todo tipo de métodos para atormentarlo. Era probable que la espantosa forma media serpiente de ZhuZhi-Lang fuera incluso más agradable a la vista que el estado actual de TianLang-Jun.

ZhuZhi-Lang no podía hablar después de degenerarse, por lo que TianLang-Jun comenzó a hablar solo. Durante aproximadamente la mitad de cada día, repetía los diálogos y las canciones de esas obras dramáticas que había visto. A veces se detenía repentinamente en medio del canto, como si le hubieran cortado la garganta. ZhuZhi-Lang sabría entonces, esta debe ser una de las obras dramáticas que Su XiYan les había llevado a ver en el pasado.

Sin embargo, después de un momento de silencio, TianLang-Jun de repente volvía a comenzar con una voz aún más alta. Las melodiosas y conmovedoras canciones se arrastraban roncamente en el oscuro y desolado valle de la montaña. El sonido era largo, triste y estridente.

ZhuZhi-Lang no podía hablar, no podía decirle que dejara de cantar, no podía levantar las manos, no podía taparse los oídos para evitar escuchar este sonido. De este modo, llegó a comprender mejor lo que se conocía como ‘impotencia’.

Si era tan doloroso, si era tan agonizante, por qué sigues forzándote.

Lo único que podía hacer era perseverar día tras día, recolectar agua del Lago Lushui para limpiar las heridas que nunca sanarían en el cuerpo de TianLang-Jun.

En decenas de años, nunca supieron de la existencia de Luo BingHe. Su XiYan no había llegado al poder como habían esperado, sino que desapareció sin dejar rastro. Durante mucho tiempo después de recuperar su libertad, seguían sin tener idea.

Entonces, la primera vez que ZhuZhi-Lang vio ese rostro en la frontera del sur, se sorprendió tanto que se olvidó del cometido que se le había confiado. Tras una breve lucha, regresó de inmediato e informó a TianLang-Jun.

Y así, aconteció una batalla en el Mausoleo Sagrado.

Después de que Shen QingQiu desembuchara y se calmara, TianLang-Jun se quedó mirando a ZhuZhi-Lang, que estaba concentrado en quemar un trozo de carbón.

—Por lo que ves, ¿Se parece a mí o a ella?

ZhuZhi-Lang sabía exactamente a quiénes se refería. —¿No lo dije ya Milord? Se parece a su madre.

TianLang-Jun negó con la cabeza y sonrió. —Ese modo de fingir indiferencia…

En verdad, ambos sabían que el sentimentalismo y la dependencia de Luo BingHe por los humanos, su obsesión terca por perseguir sin pensarlo dos veces, eran más similares a TianLang-Jun.

TianLang-Jun descansó su mejilla en una mano y miró a Shen QingQiu, cuyos ojos estaban cerrados. Suspiró. —Pero él es mucho más afortunado que yo.

La persona a la que Luo BingHe se negaba a renunciar era alguien como Shen QingQiu, esto era realmente afortunado. Al menos Shen QingQiu nunca reuniría a todo el mundo de cultivación para reprimir a Luo BingHe bajo la Montaña Cang Qiong.

Además, en este mundo, solo había dos personas que no habían mirado con disgusto la horrible forma de ZhuZhi-Lang: una era TianLang-Jun, la otra Shen QingQiu.

—¿Y? ¿Quieres quitarle esta buena fortuna? —Dijo TianLang-Jun.

Después de quedarse mirando durante un rato bastante largo, ZhuZhi-Lang por fin entendió lo que quiso decir. Su rostro se puso rojo brillante. —¡Milord!

—Solo quítaselo, quítaselo. Todos somos demonios, ¿Por qué tener tanta aprensión? De todos modos, solo son primos, qué hay que temer. El señor anterior del clan MoBei le quitó públicamente su primera esposa a su propio hermano.

—¡No tengo esas intenciones! —Dijo ZhuZhi-Lang.

—¿Entonces por qué te sonrojas? —Preguntó TianLang-Jun.

ZhuZhi-Lang trató de mantenerse bajo control. —Milord… Si se hubiera abstenido de hacerme buscar esos libros, o si no me hubiera dicho que los leyera con usted, o si no los hubiera recitado y me hubiera obligado a practicarlos tan a menudo, este subordinado definitivamente no se sonrojaría.

Era gracias a él que todo tipo de cosas extrañas resonaban sin cesar en sus oídos, era gracias a él que no podía mirar directamente al Maestro Inmortal Shen sin vergüenza ni culpa.

Comprendía por qué a TianLang-Jun le gustaba tanto burlarse de él. Detrás de las burlas, también estaba la intención de probar e instigar.

Desde el día en que recuperó la libertad en la Montaña Bailu, TianLang-Jun nunca planeó usar este cuerpo durante mucho tiempo. Tampoco tenía ninguna consideración por el futuro.

Pero cuando conoció a Shen QingQiu, inesperadamente sintió algo parecido al alivio. —Al fin hay alguien que acoja a este sobrino tonto. —Pensó.

Un cabeza hueca como ZhuZhi-Lang solo podía girar en torno a los demás, no podía pensar en sus propios intereses. Si pudiera seguir, si pudiera dedicarse a otra persona, al menos no viviría sin rumbo después de que TianLang-Jun se matara a tormentos. Sentía que Shen QingQiu era un buen hombre para seguir, sin importar qué tipo de ‘seguir’ fuera.

Ante este misterioso sentimiento de seguridad, TianLang-Jun se volvió aún más desenfrenado en su uso del poder demoníaco. La degeneración de su cuerpo también se aceleraba con cada día que pasaba, sus brazos y dedos a menudo se desprendían. A ZhuZhi-Lang le costó mucho encontrar un método para solucionar este problema.

Esta vez, trató de coser las extremidades con aguja e hilo. TianLang-Jun permitió que lo pinchara repetidamente. —Tu instinto siempre ha sido muy preciso.

ZhuZhi-Lang convino.

—Por lo que ves, ¿Quién ganaría entre Luo BingHe y yo? —Preguntó TianLang-Jun.

—Incluso si no hablas, aun así, lo sé. Estoy destinado a perder. —Murmuró después de un momento de silencio.

ZhuZhi-Lang mordió el hilo e hizo un nudo.

TianLang-Jun dijo, de un modo un poco burlón y un poco genuino. —¿Por qué no sigues al Señor de la Cumbre Shen de ahora en adelante? Si puede cuidar de Luo BingHe, no haría mucha diferencia cuidar de ti también.

—Duerma, Milord. —Dijo ZhuZhi-Lang.

TianLang-Jun siguió divagando. —¿Esta noche no vas a ir a la tienda del Señor de la Cumbre Shen para desraizar las plantas del Qingsi? Me escuchaste hoy preguntar si había realizado cultivación dual con Luo BingHe, y por su expresión, es obvio que no. El que toma la iniciativa gana la delantera, ¿Entiendes lo que digo?

ZhuZhi-Lang solo fingió no escucharlo y se inclinó para quitarle las botas. Su agarre erró. TianLang-Jun levantó la pierna y apoyó la bota sobre una piel de bestia. —¿Qué debo hacer para aplastar tu orgullo y disuadirte para que así te alejes de mí? —Preguntó seriamente.

—Hemos visto demasiadas obras dramáticas y libros, ese tipo de maquinaciones se ha vuelto obsoleto. —Dijo ZhuZhi-Lang. —Nunca herirá el orgullo de este subordinado. Así que duerma, Milord.

—No quiero dormir tan temprano. Apúrate y ve a la tienda del Señor de la Cumbre Shen, iré a verlos después.

—Milord, es tan terco. —Dijo ZhuZhi-Lang, con impotencia.

Siempre haciendo exigencias irrazonables, entregándose a las fantasías más salvajes, siempre con las ideas más ridículas.

—¿No he sido siempre terco todos estos años? Entonces, ¿Qué tal? ¿Quieres considerar abandonarme? —Dijo TianLang-Jun.

Era como si el señor de hoy estuviera borracho, su capacidad para hacer que la gente no supiera si reír o llorar se había multiplicado al décuplo. ZhuZhi-Lang negó con la cabeza y estiró la mano cinco o seis veces más. Al final le agarró las botas y se las quitó a la fuerza. —Duerma, Milord —Repitió.

TianLang-Jun fue presionado contra la cama y arropado contra su voluntad. —Te estás volviendo cada vez más como una vieja madre. —Comentó.

Suspiró. —¿Crees que tu tío solo se está burlando de ti? No me pediste que parara, tampoco trataste de escapar. ZhuZhi-Lang, así como eres ahora, qué será de ti en el futuro.

—Como era de esperarse, sigo sin poder odiar a los humanos. —TianLang-Jun le había dicho esto a Shen QingQiu.

Al escuchar estas palabras, ZhuZhi-Lang se alegró un poco por él.

El señor al fin había admitido sus verdaderos pensamientos, los que nunca habían cambiado. Al fin ya no se estaba forzando.

Entre las rocas y los escombros que caían, TianLang-Jun murmuró: —Ah, ZhuZhi-Lang, esta forma tuya realmente no es muy agradable a la vista.

Con respecto a esto, no necesitaba sentirse infeliz. Pensó que todavía le quedaban las últimas fuerzas, las suficientes para aguantar un poco más. No dejará que su señor muera con él. [Su señor] no tiene que preocuparse de que morir con él le arruine la concepción estética.

Con un fuerte sonido que sacudió los cielos, la Cresta Maigu se redujo a polvo. Una gran serpiente cayó al corazón del Río Luo.

En realidad, Shen QingQiu no había escuchado todas las palabras de TianLang-Jun. Se había susurrado otra línea al final, y solo ZhuZhi-Lang la escuchó.

Dijo: —Pero, ¿Por qué es tan difícil querer a una persona?

En ese momento, ZhuZhi-Lang no pudo formar una sonrisa ni hablar. Solo pudo mover su lengua de manera significativa, sisear y escupir baba de serpiente por toda la cara de TianLang-Jun.

Pensó que realmente era algo difícil de hacer. Pero sin importar cuán difícil, hacer que un corazón dejara de querer a una persona era aún más difícil.


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«La canción de ZhuZhi-Lang.» – Parte I

Extra – Capítulo 85


ZhuZhi-Lang había estado consciente desde el principio de que era un monstruo repugnante.

Incluso en la frontera del sur, que estaba infestada de monstruos, aun así, podía considerarse un monstruo entre los monstruos.

En aquel entonces, no se llamaba ZhuZhi-Lang. No tenía nombre. Por lo general, cuando la gente veía un monstruo serpiente medio humano reptando por el suelo, nadie pensaría en darle un nombre. Incluso si pudieran, los demonios en la frontera del sur estaban más interesados ​​en darle unas patadas o pincharle la cola, ver si esta criatura tenía algo con qué defenderse, si moriría si la golpeaban.

Su rutina diaria era muy simple: reptar, buscar agua, reptar, buscar comida, reptar, luchar con otras bestias demoníacas.

A pesar de que su apariencia no era agradable a la vista, cuando surgía la necesidad de luchar, no estaba en gran desventaja. Por el contrario, su cuerpo no solo era flexible y ágil, sino que su asquerosa apariencia también hacía que sus oponentes se distrajeran en medio de la batalla.

Por lo tanto, esta cosa fea y problemática era extremadamente mal vista en la frontera del sur.

Incluso TianLang-Jun, un noble de excepcional crianza y educación, lo escudriñó durante un rato la primera vez que lo vio. —Qué feo. —Dijo seriamente.

Los apáticos soldados con armadura negra a sus espaldas no respondieron, por supuesto. TianLang-Jun siguió quejándose con Dios sabe quién. —Es tan feo. —Repitió.

El énfasis de esas palabras fue demasiado fuerte. La cosa se encogió un poco.

Pero de alguna manera, no parecía haber ningún asco real en el comentario de este noble. Había visto miradas de asco muchas veces, no eran en lo más mínimo así.

TianLang-Jun se medio agazapó gallardamente y se quedó mirándolo. —¿Te acuerdas de tu madre? —Preguntó.

La cosa negó con la cabeza.

—Hmm. Me parece justo. Si tuviera una madre así, también preferiría no recordarla.

No sabía qué decir. Por supuesto, incluso si supiera, tampoco podría hablar. Solo podría sisear suavemente.

TianLang-Jun sonrió. —Pero, aun así, hay algunas cosas que debes saber. Tu madre murió. Yo soy su hermano mayor. En respuesta a su último deseo, vine a verte.

Los demonios eran fríos. Podían hablar de la muerte de un pariente consanguíneo tan fácilmente sin preocuparse. Una simple oración fue todo lo que hizo falta para explicarlo.

La cosa realmente no sintió nada en particular y solo asintió, aturdida.

TianLang-Jun pareció haber perdido interés. —Bien. He cumplido con su último deseo. —Dijo monótonamente. —Todos estos son tus subordinados. De ahora en adelante, esta zona te pertenece.

Los ‘subordinados’ a los que se refería eran los cientos de soldados con armadura negra que habían venido con él, el aire a su alrededor era oscuro y opresivo. Estas cosas no tenían mente propia y no podían pensar, mas no le temían al dolor, no le temían a la muerte, no se cansaban y nunca se detenían. Aunque podían formar un ejército que lo conquistara todo, se le entregaron de manera tan casual a un monstruo mitad serpiente, así como así.

Se levantó, se limpió un poco de polvo inexistente del dobladillo de su ropa y se giró para irse. Por alguna razón, la cosa reptó lentamente para seguirlo.

TianLang-Jun se dio la vuelta, desconcertado. —¿Por qué me sigues?

El chico serpiente no se atrevió a moverse. Al ver esto, TianLang-Jun dio otro paso. La cosa comenzó a seguirlo otra vez.

TianLang-Jun dejó de caminar. —¿No entiendes lo que digo? —Preguntó con confusión.

Después de que esto sucediera unas cuantas veces más, TianLang-Jun optó por ignorarlo y siguió caminando con las manos entrelazadas a la espalda. El chico serpiente lo ‘siguió’ torpemente.

TianLang-Jun tenía una identidad especial, su linaje era respetable, su posición y estatus social extraordinarios. Naturalmente, no le faltaban enemigos. A lo largo del camino, hubo innumerables enemigos que habían venido a fastidiarlos. TianLang-Jun claramente no necesitaba que otros lo ayudaran, pero la cosa aun así luchó como si su vida estuviera en juego, dedicando la escasa fuerza de batalla que tenía.

Esto sucedió tantas veces que TianLang-Jun ya no pudo ignorar su presencia.

Miró al chico serpiente, cuyo cuerpo estaba cubierto de escamas y heridas. —Sigues siendo muy feo. —Comentó.

Herido por esas palabras, el chico serpiente retrocedió. TianLang-Jun sonrió. —Tan terco también. No es muy agradable.

Después de seguirlo durante tanto tiempo, nunca había retrocedido sin importar el tipo de dificultades que tuviera que enfrentar. Pero ante esa crítica despiadada, de repente quiso darse la vuelta e irse corriendo… No, reptando.

Inesperadamente, al momento siguiente, la mano desnuda de TianLang-Jun se posó sobre la coronilla de su cabeza. —Tan feo y terco, no puedo soportarlo más. —Suspiró.

Una peculiar sensación cálida y fresca le recorrió las extremidades y los huesos.

Pero la cosa no tenía extremidades.

Muy pronto, el chico serpiente se dio cuenta de que a su cuerpo anteriormente deformado le habían crecido, en algún momento, cuatro extremidades completas. Diez dedos, cosas que solía considerar exquisitas e inalcanzables, se adherían a sus nuevas manos.

Este era el cuerpo de un joven entre los quince y los dieciséis años, de piel blanca y porte esbelto. Era un cuerpo sano y completo. TianLang-Jun apartó la mano, la pálida figura de una persona se reflejaba en sus iris oscuros.

TianLang-Jun se sostuvo el mentón. —Creo que esto es más agradable a la vista. ¿Tienes alguna queja?

Separó los labios con la intención de hablar. Aunque por fin había obtenido una forma humana, su boca y lengua se negaban a moverse como quería. Abrió la boca e hizo un sonido lento. Un líquido tibio se filtró por las comisuras de sus ojos.

A pesar de que ZhuZhi-Lang creía firmemente que las acciones de su señor siempre eran correctas, en secreto pensaba que su cabeza podría no ser muy funcional.

Después de recibir el consentimiento tácito para seguir a TianLang-Jun, ZhuZhi-Lang no tuvo un nombre durante mucho tiempo.

TianLang-Jun no ordenaba a la gente a menudo. Tampoco había necesidad de dirigirse a él por su nombre, así que pasaron bastantes meses así.

Hasta cierto día en que TianLang-Jun quiso encontrar una copia de una antología de poesía del Reino Humano. No pudo encontrarla después de buscar por arriba y por abajo, por lo que no tuvo más remedio que pedirle a alguien que lo ayudara. Entonces, de repente, recordó la presencia casi imperceptible de su sobrino, que estaba parado en silencio en un rincón.

Pero después de gritar con un «Oye», no supo cómo continuar la oración. TianLang-Jun frunció el ceño, pensando por un momento. —¿Nunca pregunté tu nombre?

—Milord, este subordinado suyo no tiene nombre. —Respondió honestamente.

TianLang-Jun quedó perplejo. —¿Cómo es posible que no tengas nombre? Qué raro. Entonces, ¿Cómo debería llamarte?

—Milord puede llamarme como quiera.

Después de decir esto, se dirigió a un estante, tomó el libro que TianLang-Jun había metido descuidadamente después de terminar de leerlo la última vez y lo presentó con ambas manos.

TianLang-Jun quedó muy satisfecho. Recibió la antología de poesía.

—No tener un nombre no es nada de qué preocuparse, solo tenemos que darte uno. —Bajó la cabeza para hojear unas cuantas páginas, eligió unas palabras y dijo casualmente. —Te llamaremos ZhuZhi-Jun.

Tenía buena vista, por lo que lanzó una mirada rápida.

—«Verde, oh verde es el sauce, plácido, apacible el fluir;

Escucha y oigo en el río, canciones de mi amor, mi prometido.

Al este, el sol está en lo alto, al oeste, persisten las lloviznas;

Aunque se diga que el sol no es nada, para mí, mi sol resplandece.

(Aunque se clama indiferencia, aun así, guardas sentimientos de amor)»[1].

La canción de la rama de bambú. Negó con la cabeza.

—¿No te gusta? —Dijo TianLang-Jun.

Le entregó el libro.

—Tan quisquilloso. Entonces elige uno tú.

No sabía si reír o llorar. —Milord, solo los nobles se pueden nombrar «Jun».

—Tan joven, pero tan particular con esas cosas —Dijo TianLang-Jun. —Bueno, entonces te llamaremos ZhuZhi-Lang.

TianLang-Jun nunca se tomaba en serio nada de lo que hacía. Le dio vida sin darse cuenta, le dio un nombre sin darse cuenta. Sin darse cuenta, había permitido que «ZhuZhi-Lang» naciera en este momento y lugar.

No importa cuán descuidado, no importa cuán absurdo, seguía siendo TianLang-Jun, por quien ZhuZhi-Lang cruzaría océanos y pisaría infiernos, por quien estaba dispuesto a arriesgar la vida y la integridad física.

Poco podía imaginar que TianLang-Jun también se preguntaba: ¿Este sobrino suyo había pasado demasiados años como una serpiente y se había vuelto estúpido?

Negarse a llamarlo ‘tío’, insistir en llamarlo ‘Milord’. Negarse a ser un señor en la frontera del sur, insistir en ser un recadero aquí. Negarse a aceptar un nombre y rango honorables, insistiendo en rebajar su propio estatus.

Realmente era un poco estúpido. Pero un cerebro disfuncional era algo que duraba toda la vida, no se podía evitar. Déjalo ser.

A TianLang-Jun realmente le gustaba mucho todo lo relacionado con los humanos, desde el fondo de su corazón.

Muy probablemente, sentía que los demonios eran un montón de cosas frías y aburridas. Era una historia diferente para esta raza extranjera: tenía una pasión por los seres humanos casi anormal y un romanticismo sobre la humanidad casi exagerado.

Cada vez que salían, el lugar que visitaban con mayor frecuencia eran las zonas fronterizas. Al cruzar los reinos, los tiempos más cortos se dedicaban a beber un poco de licor y escuchar historias, mientras que los tiempos más largos eran un año más o menos viajando de un lugar pintoresco a otro.

A TianLang-Jun no le gustaba mucho que lo siguieran. El ejército de soldados con armadura negra a menudo se despachaba en cientos y miles. Sin embargo, ZhuZhi-Lang no hablaba mucho y nunca trataba de evitar que hiciera nada, solo lo seguía en silencio, por lo que no había mucha diferencia si estaba allí o no. También podía ayudar a pagar las cuentas y hacer algunos recados; su servicio era muy conveniente y considerado, por lo que no le desagradaba particularmente.

Incluso cuando se reunía con esa doncella Su, a ninguno les importaba que los siguiera. Lo trataban tácitamente como una serpiente que no podía entender a los humanos, que se ocupaba de sus asuntos como si no hubiera nadie alrededor.

Solo una vez intentó alejar a ZhuZhi-Lang, y usó la palabra «lárgate». Esa fue la única vez que TianLang-Jun, cuyos modales siempre fueron refinados y gentiles, dijo una de las palabras más groseras que jamás había pronunciado.

Montaña Bailu.


Notas:

[1] Usé la traducción de Andrew W.F. Wong y el chino para traducir, ya que no encontré nada en español.Este es un poema de amor del autor Liu Yuxi, 竹枝詞/zhuzhi ci («La canción de la rama bambú», adaptado a «La canción de ZhuZhi» en los títulos de estos extras). Lo que está en paréntesis y cursiva en el capítulo es lo intraducible que queda usando los respectivos homófonos de 晴, lit. «soleado/despejado» y 情 lit. «amor/pasión» y el juego de interpretaciones con el resto de la línea. Dicha línea en paréntesis también es citada por TianLang-Jun en el capítulo 80 mientras habla con Shen QingQiu.


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